lunes, 23 de marzo de 2009

No mi religión; sino Cristo (3)

el misterio que había estado oculto
desde los siglos y edades,
pero que ahora ha sido manifestado
a sus santos, a quienes Dios quiso dar
a conocer las riquezas de la gloria
de este misterio entre los gentiles;
que es Cristo en vosotros,
la esperanza de gloria,
Col 1:26-27
Uno de los peligros, que existen es; que tengamos religión, pero no tengamos a Cristo o quizá mas bien debiéramos decir que Cristo no nos tenga a nosotros. Es posible que estemos involucrados en una serie de actividades religiosas que son buenas y necesarias como por ejemplo: reunirnos, cantar, alabar, orar pública o secretamente, escuchar un mensaje de la Palabra de Dios o leerla, ofrendar, etc, etc. Sin duda todas estas actividades y muchas mas que hacemos son importantes ya que surgen de lo que la misma Escritura enseña directa o indirectamente, sin embargo, al peligro que me refiero es que podemos estar practicando regularmente estas actividades y otras parecidas sin estar viviendo "en la fe del Hijo de Dios". Reconozco que son actividades importantes en la vida del discípulo de Cristo y repito que son necesarias, sin embargo es posible estar prácticando todas ellas como "ejercicios espirituales" sin que Cristo esté reinando en nuestras vidas. Todas estas actividades ya mencionadas, deben coadyuvar a que cada uno de nosotros esté haciendo personalmente la voluntad de nuestro Padre celestial, siguiendo los pasos de nuestro Señor Jesucristo. Recordemos la enseñanza del sermón del monte: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. " Mateo 7:21 Esta enseñanza es para quienes aparentemente estaban involucrados en la obra de Dios, profetizando en Su Nombre, echando fuera demonios, haciendo muchos milagros. Estaban haciendo muchas cosas buenas, pero no estaban obedeciendo a Dios, este es el peligro en el que podemos caer.

¿Dónde esta la falla?

Pienso que hemos cambiado el evangelio, lo hemos diluido, modificado y adaptado a nuestros gustos, costumbres y tradiciones, "atesoramos las cascaras" y se nos pierde "la vasija de los corazones de nuez" y lo hacemos de muchas formas, por ejemplo Primero prosélito nuestro luego Discípulo de Cristo, acercamos al inconverso a "nuestro iglesia (o grupo)" y luego al vernos a nosotros va a "aprender" como ser cristiano y en algún momento lo va a ser. ¿Cuál es el problema con esto? Pues que al inconverso no se le expone con claridad el evangelio, la santidad la justicia y el amor de Dios en Cristo Jesús, su condición sin Cristo, la gravedad de su pecado, el juicio de Dios y la ira venidera, el arrepentimiento, la fe en el Hijo de Dios como único medio de salvación. El inconverso muchas veces empieza a aprender modismos, estilos y formas particulares de hablar en el grupo y se "adapta" al estilo de vida de tal organización de tal manera que parece creyente pero no lo es, va a las reuniones pero ¿el fruto en su vida?

Es así como muchos grupos o iglesias bien intencionados, en lugar de ser instrumentos para llevar a Cristo, se convierten en sustitutos de Cristo, ya que el inconverso si llega a ser prosélito de dicha organización pero no llega a ser discípulo de nuestro Señor Jesucristo.



Todo ministerio verdadero debe anunciar las virtudes de Dios, predicar a Jesucristo como Señor y Salvador y buscar llevar a la persona a Cristo, que se convierta a Dios, que crea en Él y que se comprometa y dedique su vida a Él, es asi como el ministro es un instrumento útil en las manos de Dios.
Y nosotros que queremos ser: ¿Instrumentos para llevar las almas a Cristo? ó ¿Sustitutos de Cristo?

Que el Señor nustro Dios nos dé gracia y entendimiento para ser lo que Él quiere que seamos.

Luis Carvajal

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